Elastic Festival: Da la nota


Lo habíamos dicho y lo repetimos, la palabra festival ya no es sinónimo de verano, aunque lo sigue siendo de diversión, descubrimientos y situaciones inesperadas. Al menos eso es lo que vivimos, allá por principios de noviembre, en el Elastic Festival. Acaban de empezar pero quién lo diría. Sobre todo por el buen cartel que se marcaron. De esos que te hacen bailar, saltar e interpretar cada tema como si no hubiera un mañana, olvidando el sentido del ridículo (si alguna vez lo tuviste). El primer día nosotros lo vivimos más relajado, previendo lo que estaba por llegar la jornada posterior.  Aún y así, había ganas de ver a Napoleón Solo por primera vez y cantar aquello de “Ramira, sé que ya estás aburrida, yo te quiero distraer, tú sabes lo que yo no sé”, con una sonrisa pícara. Y, por supuesto, no pudimos evitar entonar desgañitados el “Lo que me gusta del verano es poder tomar helado” de Papa Topo, dejándonos contagiar por esa alegría pseudoinfantil que emanan sus temas. Descubrimos el folk guitarrero de The Bright, que pegaron fuerte en un escenario, quizá, pequeño para brillar con todas las de la ley pero, sin duda, nos conquistaron con la versión en castellano del mítico tema “Joline”. La calidad del sonido, todo hay que decirlo, no fue la mejor aquel día, cosa que notamos especialmente en el concierto de The Asteroids Galaxy Tour L.A. Posiblemente debido a que la expectación era tan grande, que nos quedamos rezagados en la carrera hacia las buenas posiciones. Aún y así, los bailes con los primeros, y la melancolía radiante con los segundos, no faltaron. 



Al día siguiente todo eran idas y venidas para ver a los grupos que se solapaban. Las escaleras fueron testigo de decisiones tan importantes como “¿Niños Mutantes o Varry Brava?”. Empezamos con Wiggum, que substituyeron a Mi pequeña radio, y resultaron, a nuestro modo de ver, el grupo sorpresa del festival. Guitarras cañeras y temas delirantes, de una banda elegante y sólida. A partir de ahí ya se desató la locura. Izal presentando nuevo disco, la sala grande de la Razz llena, expectación máxima para ver a una banda que se ha ganado, con sudor y esfuerzo, ser uno de los mejores directos del indie actual. Como animales, se comían el escenario, al público y todo aquello que estuviera en su radio de acción. De Izal a Amatria. Electro pop en vena con dosis de surrealismo incluido. Y de Amatria a Niños Mutantes, que congregaron a la masa con un sobrio y efectivo directo. Al menos esa es la impresión que pudimos sacar tras diez minutos de concierto, justo después nos subimos a la Sala 2 para ver a Varry Brava, una de las bandas fetiche de este blog. La casualidad quiso que en ese momento sonara “Cada vez que te veo bien…” y tuvimos que volver, no había otra. Echadas unas carreras ya estábamos a punto para cumplir con el Ritual. Los oriolanos, Varry Brava, con su pop desenfadado, no dieron tregua. Desde el principio, arropados por los más incondicionales, hasta el final, cuando la sala ya estaba repleta, arrasaron. De repente era verano otra vez y no sólo por el Calor, también por la actitud rompedora y refrescante de estos fieras del directo. Nuestro Elastic terminó con un multitudinario concierto de Fuel Fandango. Arte y belleza, garra y carisma por doquier. Unos presencia impoluta y unos ritmos electrónicos que se te metían en el cuerpo y no te soltaban. Un cierre de categoría para un día lleno de deleite musical. 

Esther M. Piedrafita 



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